El retablo de Salomé Amat - Elizabeth Mulder
El retablo de Salomé Amat fue el gran proyecto final de Elisabeth Mulder, su obra póstuma. Esta novela es la paradoja que desvía la atención de la figura de Salomé, para abrirnos un camino más allá de la consecución final del deseo. Elisabeth Mulder arrastró este relato durante los últimos treinta años de su vida. Fue concebido en origen como la historia de las mujeres de una gran saga familiar. El retablo en tres piezas se conserva hoy en letra mecanografiada entre los documentos de su legado. Dos calles laterales con títulos tan elocuentes y reveladores como Las edades conquistadas y, tomado de un verso del poema «Balada de la cárcel de Reading» de Oscar Wilde, Matar lo que se ama. El frontal principal es para Salomé. En el proceso de creación, la autora redujo y compiló en dos generaciones, madre e hija, la larga estirpe que imaginó en principio. La vida no necesita más. Octogenaria ya, cuando pone punto final a esta última dádiva con la que quiso halagarnos, sabia con la sabiduría que la repetición de los días procura, sabedora de que, a pesar de la historia y sus sucesos, de las hazañas, de las biografías, las crónicas, a pesar de todo, los rostros y las miserias terminan siendo los mismos… Y la vida vuelve al punto de partida.
El retablo de Salomé Amat fue el gran proyecto final de Elisabeth Mulder, su obra póstuma. Esta novela es la paradoja que desvía la atención de la figura de Salomé, para abrirnos un camino más allá de la consecución final del deseo. Elisabeth Mulder arrastró este relato durante los últimos treinta años de su vida. Fue concebido en origen como la historia de las mujeres de una gran saga familiar. El retablo en tres piezas se conserva hoy en letra mecanografiada entre los documentos de su legado. Dos calles laterales con títulos tan elocuentes y reveladores como Las edades conquistadas y, tomado de un verso del poema «Balada de la cárcel de Reading» de Oscar Wilde, Matar lo que se ama. El frontal principal es para Salomé. En el proceso de creación, la autora redujo y compiló en dos generaciones, madre e hija, la larga estirpe que imaginó en principio. La vida no necesita más. Octogenaria ya, cuando pone punto final a esta última dádiva con la que quiso halagarnos, sabia con la sabiduría que la repetición de los días procura, sabedora de que, a pesar de la historia y sus sucesos, de las hazañas, de las biografías, las crónicas, a pesar de todo, los rostros y las miserias terminan siendo los mismos… Y la vida vuelve al punto de partida.
El retablo de Salomé Amat fue el gran proyecto final de Elisabeth Mulder, su obra póstuma. Esta novela es la paradoja que desvía la atención de la figura de Salomé, para abrirnos un camino más allá de la consecución final del deseo. Elisabeth Mulder arrastró este relato durante los últimos treinta años de su vida. Fue concebido en origen como la historia de las mujeres de una gran saga familiar. El retablo en tres piezas se conserva hoy en letra mecanografiada entre los documentos de su legado. Dos calles laterales con títulos tan elocuentes y reveladores como Las edades conquistadas y, tomado de un verso del poema «Balada de la cárcel de Reading» de Oscar Wilde, Matar lo que se ama. El frontal principal es para Salomé. En el proceso de creación, la autora redujo y compiló en dos generaciones, madre e hija, la larga estirpe que imaginó en principio. La vida no necesita más. Octogenaria ya, cuando pone punto final a esta última dádiva con la que quiso halagarnos, sabia con la sabiduría que la repetición de los días procura, sabedora de que, a pesar de la historia y sus sucesos, de las hazañas, de las biografías, las crónicas, a pesar de todo, los rostros y las miserias terminan siendo los mismos… Y la vida vuelve al punto de partida.